El número de aplicaciones y herramientas que puedes encontrar en Internet permite a los usuarios sin grandes conocimientos de marketing online, crear y gestionar una campaña de publicidad completa para promocionar un producto, un servicio o simplemente un proyecto en concreto. Pero antes de empezar es necesaria una planificación previa que nos permita definir el objetivo de las acciones que vamos a realizar.
Es obvio que una planificación previa a la creación de la campaña es siempre necesaria, pero primero hay que establecer los puntos importantes sobre los que girará el resto de las acciones:
Objetivo de la campaña: ¿qué quiero conseguir?
Cada campaña debe tener un objetivo predeterminado y todas las acciones que se implementen deberán centrarse en lograrlo. Entre los objetivos más habituales para campañas en redes sociales podemos encontrar la creación de leads, conseguir clicks a la web, captación de fans, generación de ‘engagement’, conversiones… ¿En qué he de basarme para saber cuál debe ser mi objetivo? Es una cuestión de prioridades. Herramientas como ShortStack nos permitirán elegir entre varios objetivos para facilitarnos la creación de las campañas. Si nuestro objetivo es crear leads, Cool Tabs es una buena opción.
Plataforma: ¿qué red social es la más adecuada?
Para gestionar las campañas de las principales plataformas, existen herramientas propias que son bastante sencillas de usar y muy potentes. En el caso de Facebook e Instagram es Business Manager y su herramienta Power Editor, donde podremos subir directamente las imágenes y los contenidos de los posts de nuestras campañas. Twitter ha hecho lo mismo con su Twitter Ads y Google, pese a que está un paso por detrás con su Google+ hay que tenerlo en cuenta para Youtube (y sus herramientas para esta red).
Formato: ¿cómo voy a llegar al público?
Elegir un buen formato es casi tan importante como acertar con la plataforma. Si hemos decidido lanzar nuestra campaña en Facebook, el siguiente paso es decidir cómo vamos a llegar al público. Esto depende en gran medida del objetivo que tengamos. Si lo que buscamos son leads, lo más conveniente es una campaña de imagen o vídeo, con un ‘call to action’ que incite al usuario a registrarse. En este caso tendremos que tener preparado un formulario y las políticas de privacidad. Si queremos algo más sencillo como visualizaciones de un vídeo, no necesitaremos más que el vídeo en cuestión y algo de texto para informar. Hay formatos adecuados para cada uno de los objetivos y combinarlos bien es esencial para lograr que la campaña tenga éxito.
Un ejemplo serían los concursos y promociones en las redes sociales. Herramientas como Easypromos nos lo ponen muy fácil ya que automatiza casi todo el proceso de creación y publicación de la promoción.
Segmentación: ¿a qué público me voy a dirigir?
Otro aspecto vital para el funcionamiento de la campaña es la segmentación. Cada producto tiene un target específico que puede ser más amplio o más estrecho, pero sin duda, una buena segmentación ayuda a ‘impactar’ a los usuarios adecuados, con lo que se reduce el coste por usuario de la campaña y además maximiza la posibilidad de lograr clientes, conversiones, registros o cualquiera que sea el objetivo de la campaña.
Creatividades: ¿cómo llamaré la atención?
Es improbable que un joven de 18 años se interese de la misma manera por un producto en concreto que una jubilado de 65 años. Ambos podrían ser objetivo de una marca de cerveza, pero la manera de llegar a ellos es diferente. Tener una sola campaña no implica que las creatividades (el contenido de los anuncios, los posts etc.) tengan que ser iguales siempre y en todo momento. A lo largo de una campaña es conveniente usar diferentes creatividades para diferentes rangos de edad, intereses o localización y medir esos resultados en tiempo real para poder hacer cambios en el momento y optimizar la campaña. Una herramienta muy potente que nos ayudará a crear creatividades muy efectivas y visualmente atractivas es Woobox.
Análisis y datos: ¿qué conclusiones puedo extraer?
De nada servirá todo este trabajo si no hay una monitorización de los datos y un análisis posterior de los mismos. El uso de ‘pixeles’ de monitorización y otras herramientas de ‘tracking’ permiten tener un control casi total del comportamiento del usuario, desde en qué lugar de la página aterriza, hasta su movimiento por la web a través de sus clicks, o el tiempo que pasa viendo un producto en concreto. Todos estos datos son medibles y es conveniente hacerlo con fiabilidad para extraer conclusiones relevantes para la toma de decisiones. Google Analytics es una herramienta muy potente para medir las visitas a nuestra web, pero pierde efectividad cuando la campaña esta dentro de la red social. En ese caso es mejor contar con una herramienta que integre toda la actividad de la campaña como Agora Pulse.